¿A quién no le han dicho alguna vez que el pulpo no se puede comer con agua? Al igual que los arenques no se pueden acompañar con leche o que no es bueno cenar naranjas, plátanos o queso. Seguro que, si le preguntamos a nuestros mayores, esta creencia es tan firme como muchos de los refranes relacionados con los alimentos.
Del pulpo se dice que si se acompaña de agua puede hacernos una digestión complicada, lo que popularmente conocemos como “caernos pesado”, puesto que hincha en el estómago. Esta creencia posiblemente provenga de siglos atrás, cuando comenzó a incorporarse el pulpo en zonas del interior de Galicia. Éste se secaba en varales en el litoral costero y dada la gran abundancia en el siglo XVI se mandaba deshidratado a zonas del interior como pago del diezmo eclesiástico.
En las ferias y romerías donde se comerciaba con él, la gente veía que al meterlo en agua, éste se hidrataba e hinchaba y pensaban que en el estómago podría pasar algo similar. Pensaban que si no estaba bien cocido, podía seguir hinchándose en el estómago. Así que se extendió la idea de que lo mejor para prevenir que esto ocurriese era no tomar agua cuando se comía pulpo. Era tal el temor que incluso a los niños se les permitía tomar una “taziña” para que no les sentara mal en las ocasiones en que no había leche para ellos.
Esta creencia de que el pulpo no se puede comer con agua nunca se ha demostrado, a diferencia de la combinación de otros alimentos como el caso que citamos de los arenques, que en combinación con leche pueden provocar bromatoxismo dada una fuerte y acelerada fermentación en el estómago.
Así pues, por si acaso, en nuestras pulperías Terra Meiga… ¡qué nunca nos falte el vino!
Aquí puedes tomar una ración de pulpo «a feira» o pulpo a la gallega o un plato de pulpo a la parrilla acompañado por un Ribeiro o una botellina de sidra. ¡Consulta aquí nuestra carta de platos y nuestra carta de vinos!